Pensamiento Disruptivo.
Cómo cambiar las reglas del juego (sin gritar)
Pensar distinto no es una habilidad.
Es una elección.
En un sector donde todos hacen lo mismo,
seguir las reglas es la forma más rápida de volverte invisible.
La disrupción no es escándalo.
Es claridad.
No es ruido.
Es foco.
No es ser el más moderno.
Es ser el más coherente.
Haz esto:
Cuestiónalo todo.
Lo que haces.
Cómo lo haces.
Y sobre todo: por qué lo haces así.
Haz una lista de todo lo que haces "porque siempre se ha hecho así".
Rompe uno.
Solo uno.
Y observa qué pasa.
Deja de seguir tendencias.
Tu cliente no busca lo que está de moda.
Busca algo que le hable.
¿Tu marca lo hace?
El valor no está en el entregable.
Está en lo que haces sentir.
No vendas horas.
Vende transformación.
No digas "hago vídeos".
Di "te ayudo a no olvidar lo que de verdad importa".
Juega con lo inesperado.
Un email distinto.
Un audio en lugar de un texto.
Un reel sin música.
Un regalo sin motivo.
La disrupción no siempre es digital.
A veces es profundamente humana.
Muestra el proceso.
El resultado ya lo conocen.
Lo que no saben es cómo llegas ahí.
Y eso… eso engancha.
Cuenta los momentos reales.
Los errores.
Las dudas.
Las decisiones difíciles.
Tu cliente quiere conocerte. No verte perfecto.
No grites. Afina.
Menos frases.
Más intención.
¿Tu contenido dice algo nuevo?
¿O solo llena espacio?
Escribe como si cada palabra costara 10€.
Recuerda esto:
Disrumpir no es provocar.
Es tener el coraje de ser tú cuando todos copian a todos.
No es ser el más diferente.
Es ser el más honesto.
Y eso, curiosamente,
es lo que más conecta.
Haz menos cosas.
Pero hazlas de forma que no se puedan ignorar.
Nos vemos en la siguiente regla que vamos a romper juntos.
Carles Figuerola NoteBook @galastories